El Parlamento Europeo tenía que tomar una importante decisión esta semana sobre la Ley de Servicios Digitales (DSA). Después de meses de considerar las enmiendas, los miembros oscilaron entre varias opciones políticas sobre cómo regular las plataformas en línea, incluyendo la idea distópica de obligar a las plataformas dominantes a actuar como policía de Internet, vigilando los contenidos en nombre de los gobiernos y recogiendo información de los usuarios para mantener Internet "seguro".

El Parlamento Europeo hizo muchas cosas bien...

En la votación de hoy, el Parlamento Europeo tomó la decisión correcta. Rechazó la idea de un made-in-Europe filternet, y se abstuvo de socavar los pilares de la Directiva sobre comercio electrónico que son cruciales para una sociedad libre y democrática. Los diputados del Parlamento Europeo (MEPs) siguieron a la clave Comisión de Asuntos de Mercado Interior (IMCO) y optaron por no poner filtros de subida y obligaciones de retirada poco razonables, se aseguraron de que las plataformas no se arriesguen a ser responsables sólo por revisar los contenidos, y rechazaron plazos inviables para retirar contenidos potencialmente ilegales e interferir en la comunicación privada. Es necesario un análisis más profundo, pero, en general, el Parlamento Europeo evitó seguir los pasos de anteriores normas de la UE en materia de Internet, controvertidas y a veces desastrosas, como la directiva europea sobre derechos de autor.

Los parlamentarios también abogaron por una mayor transparencia por parte de las plataformas, por una moderación más profesional de los contenidos y por los derechos de los usuarios, en lugar de controles de expresión y filtros de subida. En otras palabras, los legisladores se centraron en cómo deberían funcionar los procesos en las plataformas online: denunciar los contenidos problemáticos, estructurar las condiciones de uso y responder a la retirada de contenidos erróneos. Si la propuesta de DSA se convierte en ley, los usuarios comprenderán mejor cómo se toman las decisiones sobre los contenidos y disfrutarán del derecho a la restitución si las plataformas cometen errores.

Este es el enfoque correcto para la regulación de la gobernanza de las plataformas. Fue una victoria para la sociedad civil y otras voces dedicadas a garantizar que todos los usuarios sean tratados por igual, incluida la Alianza de Derechos Humanos de la Ley de Servicios Digitales, un grupo de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo que aboga por la transparencia, la responsabilidad y la elaboración de leyes centradas en los derechos humanos. Por ejemplo, el Parlamento rechazó una propuesta inviable e injusta que pretendía que algunos contenidos de los medios de comunicación fueran desbloqueables para que los editores pudieran beneficiarse de las normas auxiliares sobre derechos de autor. El Parlamento también decidió redoblar sus esfuerzos contra el capitalismo de la vigilancia adoptando nuevas normas que restringen las prácticas de procesamiento de datos de las grandes empresas tecnológicas. Según las nuevas normas, las grandes tecnológicas ya no podrán realizar publicidad dirigida si se basa en los datos personales sensibles de los usuarios. Una disposición sobre "patrones oscuros" también prohíbe a las empresas utilizar pestañas engañosas y funciones oscuras para engañar a los usuarios para que hagan algo que no querían hacer.

Pero también se equivocó en algunas cosas

La DSA refuerza el derecho de los usuarios a mantener el anonimato en línea y promueve opciones para que los usuarios utilicen y paguen por los servicios de forma anónima siempre que los esfuerzos razonables puedan hacerlo posible. Sin embargo, la DSA también exige el registro obligatorio del teléfono móvil para los creadores de contenidos pornográficos, lo que supone una amenaza para la privacidad digital. Además, no se han introducido más mejoras para garantizar la independencia de los señalizadores "de confianza" de los contenidos, que pueden ser organismos policiales o asociaciones sesgadas de la industria de los derechos de autor.

Y lo que es peor, las autoridades no judiciales pueden ordenar la retirada de contenidos problemáticos y solicitar a las plataformas que entreguen información sensible de los usuarios sin las debidas garantías de derechos fundamentales. El hecho de que los recientes llamamientos de la EFF y sus socios para que se introduzcan dichas salvaguardias no hayan encontrado un apoyo mayoritario demuestra que los legisladores son ajenos o no se preocupan por los peligros de la extralimitación de las fuerzas del orden que sufren las comunidades marginadas de todo el mundo.

Negociaciones: El Parlamento debe mantenerse firme

Está claro que la DSA no resolverá todos los retos a los que se enfrentan los usuarios en línea, y tenemos un largo camino que recorrer si queremos frenar el poder de las grandes plataformas tecnológicas. Sin embargo, la posición del Parlamento Europeo, si se convierte en ley, podría cambiar las reglas del juego para todas las plataformas. Durante las próximas negociaciones con el Consejo Europeo, cuyas posiciones son notablemente menos ambiciosas que las del Parlamento, trabajaremos para garantizar que el Parlamento se mantenga firme y que cualquier cambio sólo proteja aún más la expresión en línea, la innovación y la privacidad.